y a la comprensión del origen de las cosas y de cómo el arte es capaz de desentrañarlo de forma amigable, y que creemos es la solución del conflicto que atenta contra la naturaleza. Somos lo que consumimos y desechamos. Somos lo que aprendemos y practicamos. Somos lo que rescatamos y modificamos.
Cuando las segundas oportunidades hacen prioritario al arte el cesto de basura se convierte entonces en el proyecto básico del artista que osa experimentar con los desechos, como niños, y hacerse con las herramientas pertinentes para darle un sentido estético al reciclaje.
El reciclaje, no es más que un volverse a los ciclos de elaboración, consumo y desecho y posterior aprovechamiento de la materia. Responde a la rueda de la circularidad, el modelo ideal de las infraestructuras con proyección de sostenibilidad atemporal.
Es una cualidad inherente a todos los seres vivos. En el arte de vivir, el adaptarse implica ser y pertenecer. En el vivir por el arte, es necesario pactar con el entorno, impactando de manera saludable cada ecosistema desde donde se aplique el proceso de creación reciclativa, volviéndose parte de él. El objetivo es hacernos expertos en lidiar con los exabruptos consumistas y sus arrojos, tratándolos como elementos vitales para la recreación estética desde nuestro propio terruño, en nuestro propio elemento, en la naturaleza que nos toque vivir y asumir.
Se necesita de unas manos bien curtidas y experimentadas para llegar a alcanzar el grado superior del reciclaje artístico. El Upcycling. Pero nos hace más sentido si el compromiso con el reciclaje concede el beneficio de la posteridad algo más allá de la funcionalidad. Recrear para legar. Con las connotaciones antropológicas, científicas necesarias para la información de futuras generaciones. Formar las mentes con un trasfondo de conversión legitima y de compromiso con los hábitos que garantizan una subsistencia de calidad.
instituciones que lo apoyan proyectos
escuelas que forman artistas
talleres que producen piezas